Viernes Santo 2020
Querida comunidad: Mañana será Viernes Santo, una de las más representativas y profundas conmemoraciones del cristianismo. Es el quinto día de la Semana Santa y en él se recuerda la crucifixión y muerte de Jesús de Nazaret.
En la religión católica, en este día no se celebra la eucaristía.
En su lugar, se celebra la "Liturgia de la Pasión del Señor" a media
tarde del viernes, a las 15:00, hora en la que se ha situado la muerte de Jesús
en la cruz. Por razones pastorales puede celebrarse más tarde, aunque en ningún
caso la celebración puede concluir después de las 18:00.
El sacerdote y el diácono visten ornamentos rojos, en
recuerdo de la sangre derramada por Jesucristo en la cruz. Los obispos
participan en esta celebración sin báculo y despojados de su anillo
pastoral. Antes de iniciar la celebración, el templo se presenta con las luces
apagadas, y de no ser posible, a media luz. El altar y los laterales se
encuentran sin manteles ni adornos, mientras que a un costado de este ha de
disponerse un pedestal para colocar en él la santa cruz que será ofrecida a
veneración.
El comienzo de esta celebración es en silencio. El sacerdote
se postra frente al altar, con el rostro en tierra, recordando la agonía de
Jesús. El diácono, los ministros y los fieles se arrodillan en silencio unos
instantes. El sacerdote, ya puesto de pie, se dirige a la sede donde reza una
oración (a modo de oración colecta). En seguida, estando los fieles sentados, se inicia la Liturgia
de la Palabra: se proclaman dos lecturas, la primera del profeta Isaías (el
siervo sufriente) y la segunda de la Carta a los hebreos, intercaladas por
un salmo ("Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu").
Después de la segunda lectura, sin aclamación, se proclama
el relato completo de la "Pasión según san Juan", en cuya
lectura pueden participar varias personas, leyéndose los papeles de Jesús (por
el diácono o el sacerdote), el cronista por una persona y el Sanedrín (las
personas que aparecen en el relato) por otro, siendo un seglar el que informa
de lo que se va a ir realizando a lo largo de ésta celebración, al igual que en
el día anterior. La homilía es algo más breve de lo habitual debido a
lo extenso del Evangelio.
La Liturgia de la Palabra finaliza con la "Oración
universal", hecha de manera solemne. Se ora por la Iglesia, por el papa,
por todos los ministerios —obispos, presbíteros y diáconos— y por los fieles,
por los catecúmenos, por la unidad de los cristianos, por los judíos, por los
que no creen en Cristo, por los que no creen en Dios, por los gobernantes, y
por los atribulados.
Después tiene lugar la adoración del Árbol de la Cruz,
en la cual se descubre en tres etapas el crucifijo para la adoración de todos.
El sacerdote celebrante va a los pies de la iglesia junto con dos personas
(diáconos o monaguillos normalmente) que portan unos cirios y va avanzando con
la cruz tapada con una tela oscura o roja y la va destapando mientras canta en
cada etapa la siguiente aclamación: " Mirad el árbol de la cruz,
donde estuvo clavada la Salvación del Mundo", respondiendo los fieles y el
coro "Venid a adorarlo", de modo que al llegar al Altar queda
totalmente descubierta.
A continuación, los sacerdotes besan la cruz y después todos
los fieles. Mientras, se suele cantar alguna canción, la única en toda la
celebración. Las que están mandadas en el Misal Romano son tres, que
se cantan a continuación una de otra: Los "Improperios" o reproches
de Jesús al pueblo, el "Crux fidelis" ("Oh Cruz fiel",
alabanzas a la cruz de Cristo), y el "Pange lingua" (no el himno
eucarístico, "Pange, lingua, gloriosi Corporis mysterium", que se
canta durante el traslado del Santísimo Sacramento al Monumento el día
anterior, sino un canto sobre la Pasión, "Pange, lingua, gloriosi proelium
certaminis").
Terminada esta parte, se coloca un mantel en el Altar y el
celebrante invita a los fieles a rezar el Padre Nuestro como de
costumbre. Se omite el saludo de la paz, y luego de rezado el Cordero de
Dios, se procede a distribuir la Comunión a los fieles con las Sagradas Formas
reservadas en el monumento el día anterior, o sea, Jueves Santo. La celebración
culmina sin impartirse la bendición, al igual que en el día anterior ya que la
celebración culminará con la Vigilia Pascual, y se invita a esperar junto
a María la llegada de la Resurrección del Señor, pero mientras tanto, se
produce un profundo silencio y meditación sobre la Muerte del Señor.
A continuación, los sacerdotes, diáconos y ministros se marchan en silencio a
la sacristía. En esta acción litúrgica se recoge una colecta, destinada a
financiar el mantenimiento de los Santos Lugares donde vivió Jesucristo. Los
encargados de mantener estos lugares son los Franciscanos Custodios de Tierra
Santa.
Junto a las ceremonias que tienen lugar en los templos, en
muchos lugares se conmemora el Viernes Santo con el rezo del Vía Crucis literalmente el
camino de la cruz, donde a través de catorce estaciones se rememoran los pasos
de Jesús camino a su muerte. Este suele realizarse en el templo (donde hay
representaciones pictóricas o relieves de las estaciones) o por las calles en
torno al mismo. En algunos lugares existe la costumbre de que algunos fieles,
debidamente caracterizados, dramaticen las distintas estaciones. También es costumbre en algunos lugares la meditación de
las Siete Palabras que Jesús pronunció en la Cruz. En otros sitios se
celebra la procesión del Santo Entierro y el turno de vela ante el
sepulcro. En muchos lugares por la mañana del Viernes Santo, al igual que al día
siguiente, suelen predicarse retiros espirituales y se dispone de
sacerdotes atendiendo confesiones.
El Viernes Santo y el Sábado Santo (antes de la Vigilia
de la Resurrección) son los únicos días del calendario litúrgico católico donde
no se celebra la Misa, como luto por la muerte del Señor. Las campanas
permanecen mudas, siendo sustituidas en algunos lugares por matracas de madera.
Tampoco el órgano suena, excepto para marcar el tono, y se evita el canto
polifónico. Es costumbre también que todas las limosnas recogidas en las
iglesias católicas del mundo en este día son donadas a la Custodia de
Tierra Santa para el sostenimiento de los santos lugares.
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